viernes, 23 de mayo de 2014

Los espigadores y la espigadora (2000)

Inspirándose en el realismo que generalmente impregna la obra de Millet y tomando como musas a las tres inadvertidas protagonistas de su "Les glaneurs", Agnés Varda firma un documental tan crítico como creativo.
 
La cotidianeidad con que el genial pintor capta el atardecer de una jornada laboral cualquiera, es la misma con que la directora retrata las consecuencias de la despreciable cultura del despilfarro.
También el lenguaje empleado por ambos es similar: la ligera pincelada de trazo corto con que él fusiona los tonos cálidos, se traduce en el tono poético, casi nostálgico, que ella utiliza para plantearnos el consumismo como una cuestión moral además de económica.  

Así, traslada el significado tradicional del oficio de espigar a la actualidad, relacionándolo con la reutilización de recursos y haciendo constantes paralelismos con necesidades pasadas, pero estableciendo a su vez notables diferencias: los espigadores modernos surgen de la frivolidad de una sociedad opulente que da lugar a profundas desigualdades en nombre del desarrollo.  

La Varda directora se descubre a sí misma recolectando todo tipo de imágenes, testimonios, entrevistas y declaraciones que ayudan a componer un documento solidario y responsable, pero protagonizando también escenas donde nos muestra su propio deterioro físico, quizá presentándose como futuro objeto inservible y por tanto desechable en un mundo donde la verdadera miseria reside en la sobreabundancia.