viernes, 7 de noviembre de 2014

Elena (2011)

Bajo la apariencia de un negrísimo drama familiar con tintes del thriller más intenso, se esconde una densa reflexión sobre la naturaleza del comportamiento humano y sobre la esencia del hombre como resultado de todo un proceso histórico… una tragedia intimista que presenta a sus personajes como víctimas de unas circunstancias muy concretas (la Rusia postcomunista), de un modelo de organización social basado en la falta de equidad, de unos rasgos culturales/religiosos característicos… pero también como verdugos desalmados, inmorales, despiadados y egoístas que disfrazan la codicia de necesidad, o como negligentes cómplices de esa indigencia intelectual que les mantiene en un constante estado de desidia.




Elena –la obra- evita emitir juicio alguno y rehúsa posicionarse, abordando la narración desde el más objetivo de los enfoques, lo que se traduce en una dirección fría, distante, casi áspera… pero minuciosamente detallista en el cuidado de la escena, en las hieráticas interpretaciones de sus protagonistas, en la –paulatinamente- asfixiante ambientación y en el pausado (pero fluido) ritmo cinematográfico. El resultado es una cinta perturbadora, llena de violentos silencios y conclusiones pesimistas; un profundo análisis sobre la decadencia de los valores éticos, que cuestiona la posibilidad de un futuro exponiendo un presente absolutamente desalentador.





sábado, 16 de agosto de 2014

El Sur (1983)

El ladrido de unos perros advirtiendo la muerte se adelanta  a las tempranas  luces del amanecer  que dibujan, desde la pequeña ventana del dormitorio, la silueta de Estrella, silenciosa y serena,  consciente de la ausencia -ahora sí eterna- de un padre solitario y melancólico, desubicado y derrotado… condenado a vivir en su propia sombra, a morir dejando de existir,  de la misma forma en que cada noche se abandona la vida por el sueño.

“Aquel amanecer, cuando encontré su péndulo debajo de mi almohada, sentí que esa vez todo era diferente… que él ya nunca volvería a casa”

La fascinación que Agustín despertaba en su hija, la admiración que ella sentía hacia él y el profundo amor que ambos se profesaban calladamente  marcan los primeros años de vida de la joven,  que sin embargo, durante los  estadios  más  herméticos de la tristeza de su padre también percibía  el amargo desapego que les distanciaba  inexplicablemente.

 “Yo sabía que mi padre estaba en casa. Durante todo el tiempo esperé a que me llamara, pero no lo hizo. A mi silencio él respondía con el suyo. Fue así como de pronto comprendí que él seguía mi juego, aceptando mi reto, para demostrarme que su dolor era mucho más grande que el mío”

Ese sufrimiento contenido, la tristeza enquistada en el alma y la nostalgia hecha enfermedad le paralizan, impidiéndole  acercarse a Estrella, ahora adolescente, cuando  acude a él buscando respuestas sobre un enigmático pasado del que apenas tiene la vaga referencia de un nombre de mujer… y será así, con la verdad comprimiéndole la garganta como se despida de ella, dejándola  ir, sabiendo –él sí- que ese sería el último secreto que guardaría.


 “Le dejé allí, sentado junto a la ventana, escuchando aquel viejo pasodoble, solo, abandonado a su suerte.”

jueves, 24 de julio de 2014

Vals con Bashir

¿Qué es un recuerdo y cuánto tiene de real? La consistencia de la memoria es imprecisa, inexacta, delicada y frágil. Es etérea, dúctil y vulnerable al paso del tiempo, al poder de la sugestión, a las múltiples influencias de experiencias posteriores… las imágenes que grabamos en nuestro subconsciente se adaptan a nuestro entorno, a nuestras necesidades y a nuestras circunstancias para ayudarnos a sobrevivir.
 Así,  del mismo modo que cada persona puede rememorar  una determinada escena  de forma diferente en cada etapa de su vida, un   suceso  compartido  puede ser  registrado individualmente de manera desigual e incluso contradictoria.



“La memoria sabe hasta dónde puede llegar sin causarte daño”, dice el amigo de Ari al principio de la cinta, justificando ese estratégico bloqueo -involuntario e inconsciente- de una parte de su pasado a la que el director viaja de la mano de testimonios ajenos y recuerdos cedidos con los que construirá el suyo propio, apoyándose para ello en la estructura narrativa de un documental y en  la elasticidad creativa de la animación.




El resultado es a la vez  un esclarecedor ejercicio reflexivo sobre el poder desestabilizador de la guerra y la brutalidad desatada, una toma de conciencia que divide a los culpables en espectadores, consentidores y ejecutores; y una labor de investigación que reconstruye un dramático episodio histórico para reivindicar la verdad como auténtica esencia de la justicia.

miércoles, 25 de junio de 2014

Before the rain (1994)

Dice su director  que el título de  Antes de la lluvia  hace  referencia gráfica a la “sensación de tensa expectativa que se produce cuando el cielo está cargado y el ambiente amenaza tormenta”.
Una tormenta gestada  en los despachos de los dos principales organismos internacionales, siguiendo la infalible estrategia del “divide y vencerás”, desarrollada  en nombre de la responsabilidad  y perpetrada bajo el más falaz de los argumentos: el de las “guerras humanitarias”.



Una cruel maniobra político-económica que pasa por utilizar las diferencias étnicas, los conflictos nacionalistas y los principios religiosos  como motor propulsor de un conflicto bélico que enfrentó a una comunidad con profundas raíces históricas…  ése es el devastador contexto que el autor toma como base para hacer una cruda valoración acerca de  la brutalidad de la guerra, reflexionar sobre  el mal endémico que significa la violencia humana y evidenciar lo injustificado del racismo. Para denunciar, en definitiva, el odio sin sentido.


Dueña de una estructura narrativa muy compleja, a modo de tríptico formado por tres relatos vinculados entre sí (a través de la joven albanesa que suplica protección) y aparentemente desordenados, la composición circular se presenta como expresión simbólica de un ciclo trágico imposible de superar: “la violencia sólo engendra violencia”.  Una concepción  pesimista que , sin embargo, abre una puerta  a la esperanza a través de la figura de Kirkov y de su sacrificio final:



Alexander, fotógrafo reconocido, regresa a su Macedonia natal movido por un sentimiento de culpabilidad que le lleva a tomar partido y a buscar  una regeneración vital posicionándose del lado de los suyos. A su llegada su mirada, acostumbrada a ofrecer testimonio de injusticias,  se encuentra  con la desolación, con la intolerancia, con la discriminación, con la muerte… y también con la lluvia. Una lluvia que  cae liberadora, redentora y purificadora sobre el cuerpo del protagonista, que se lleva el olor a sangre y que simboliza el perdón que éste buscaba con esa fatídica vuelta a sus orígenes.



viernes, 23 de mayo de 2014

Los espigadores y la espigadora (2000)

Inspirándose en el realismo que generalmente impregna la obra de Millet y tomando como musas a las tres inadvertidas protagonistas de su "Les glaneurs", Agnés Varda firma un documental tan crítico como creativo.
 
La cotidianeidad con que el genial pintor capta el atardecer de una jornada laboral cualquiera, es la misma con que la directora retrata las consecuencias de la despreciable cultura del despilfarro.
También el lenguaje empleado por ambos es similar: la ligera pincelada de trazo corto con que él fusiona los tonos cálidos, se traduce en el tono poético, casi nostálgico, que ella utiliza para plantearnos el consumismo como una cuestión moral además de económica.  

Así, traslada el significado tradicional del oficio de espigar a la actualidad, relacionándolo con la reutilización de recursos y haciendo constantes paralelismos con necesidades pasadas, pero estableciendo a su vez notables diferencias: los espigadores modernos surgen de la frivolidad de una sociedad opulente que da lugar a profundas desigualdades en nombre del desarrollo.  

La Varda directora se descubre a sí misma recolectando todo tipo de imágenes, testimonios, entrevistas y declaraciones que ayudan a componer un documento solidario y responsable, pero protagonizando también escenas donde nos muestra su propio deterioro físico, quizá presentándose como futuro objeto inservible y por tanto desechable en un mundo donde la verdadera miseria reside en la sobreabundancia.

jueves, 20 de marzo de 2014

Dog Pound (2010)

"Hoy ya no es suficiente luchar por objetivos justos. Hay que luchar con los métodos correctos" decía Marchioni, asumiendo una total incoherencia entre las pretensiones de la intervención social y la realidad contextual de los individuos a los que va dirigida.

Esta es la premisa de la que parte Dog Pound, que si bien no aporta novedad alguna a un género tan manoseado, sí funciona como revulsivo de cara a una reflexión sobre la principal falacia de las penas privativas de libertad: La desocialización como resultado de todo un proceso de reeducación y reinserción.

Así el director carga enérgicamente (sin poner filtro alguno a las múltiples escenas de violencia) contra toda la estructura de un subsistema que no sólo no funciona como instrumento pedagógico sino que convierte a los condenados en marginados irrecuperables, en víctimas de la dejadez administrativa, garantizando únicamente la custodia del reo e ignorando a su vez el más importante rol de la justicia penal juvenil: el resocializador.  

El resultado es una cinta dura, llena de sadismo y desesperanza, intensa y directa, que gestiona muy bien los recursos dramáticos, pero que carece de profundidad en su análisis a pesar de conducir de manera clara su mensaje. Muy ambiciosa en sus pretensiones pero bastante modesta en su ejecución.

lunes, 17 de marzo de 2014

My son, my son, what have ye done?

Brad McCallum, joven treinteañero mentalmente perturbado que muestra una actitud extravagante a su regreso de un viaje a Perú, da muerte a su dominante madre y asegura guardar a dos rehenes cuando la policía inicia una peculiar negociación personándose en una escena del crimen que, a ratos, parece confundirse con el escenario donde el protagonista ensayaba una tragedia griega que le obsesiona.

 Narrada a 3 voces y con un fluido discurso constantemente quebrado por saltos temporales, "My son, my son, what have ye done" construye un viaje surrealista a la mente de un excéntrico asesino; cargado de símbolos y referencias mitológicas, a su vez envueltas en un marcadísimo humor negro que satiriza situaciones, diálogos y personajes sin por ello sacrificar el fondo trágico de esta arriesgada "adaptación" de un suceso real.

 El curioso estilo narrativo, la estupenda dirección artística y un guión que no necesita de vertiginosos giros para despertar la atención del espectador son las claves de una obra hipnótica que parece reflexionar sobre lo inevitable de lo predecible.

En un mundo mejor (2010)

Con pulso firme y apoyada en un guión desbordante de intensa carga emocional, Bier elabora un excelente trabajo de realización, combinando el estatismo más gélido de algunas escenas, con el realismo desnudo que siempre imprime la cámara en mano.

Espectacular la fotografía, recreándose en paisajes y texturas... y muy acertada la fluida narración, tan tensa como adoctrinadora al utilizar como vehículo de expresión los diferentes conflictos morales de los distintos protagonistas:
La violencia escolar de las primeras escenas, que nos habla de la agresividad como instinto de supervivencia, aprendido desde nuestros primeros años de vida, llegando a disfrutar con el dolor ajeno.
Los factores sociales o económicos que condicionan esa interiorización de la violencia, también aparecen plasmados gracias a esa doble mirada de Anton, repartida entre el Primer Mundo y el Tercero.
 La violencia psicológica, capaz de influir en el otro hasta el punto de conseguir que haga algo que a priori rechaza (Christian y Elias)  ...y con todo esto, la mirada de la directora es cauta.

No habla de individuos violentos, sino de conductas agresivas, y pone sobre la mesa la gran herramienta con la que combatirlas: la Educación. Una educación basada en el diálogo, la comprensión, la tolerancia, el afecto y la empatía; y que en la película aparece personificada en ese padre equilibrado que nos da una excelente lección de inteligencia emocional.
Subyace, entretanto, una crítica a un sistema educativo que parece mirar a otro lado.

Her (2013)

De apariencia sencilla y amable, Her se plantea, en un principio, como una entrañable mirada acerca del devenir de las relaciones humanas en un mundo cada vez más impersonal. Una profunda reflexión sobre como el amor es una necesidad natural, absolutamente atemporal, y de como el desamor es parte fundamental de todo el proceso de enamoramiento.

   Se vale para ello de un guión escrito en clave de comedia conmovedora y bocetado en un futuro más que probable, reconocible cuanto menos, en el que las relaciones personales están marcadas por gélidas distancias (Theodore trabaja escribiendo el correo privado de desconocidos)... guión que encuentra su mejor apoyo en una dirección artística sobresaliente y en la melancólica actuación de un Joaquin Phoenix que consigue difuminar los límites que separan lo real de lo artificial, convencernos de que el amor puede adoptar tantas formas diferentes como corazones solitarios haya y arrastrarnos con su dolor en el inevitable final

Days of heaven

"Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aún en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes" Lc 12,13-21

Chicago, finales del s.XIX. El joven e impulsivo Bill huye de su puesto de trabajo tras una acalorada disputa con el capataz de su fábrica, refugiándose en las abiertas praderas de cereal, donde será contratado como jornalero.

Las reflexiones en off de la pequeña Linda, convertida en narradora ocasional, nos acercarán al triángulo amoroso protagonizado por su hermano, la novia de éste y el propietario de la explotación... un juego perverso que nace de la ambición del protagonista y de su desesperado intento de escapar de esa miserable existencia a la que parece condenado.

Dueña de una delicada fotografía, que tiñe de ocres y sepias las caídas de sol, la imagen se convierte en majestuosa protagonista al servicio de ese carácter contemplativo que caracteriza al cine de Malick. Un cine cargado de poesía que se acerca al espectador como una caricia, dejando que la melancolía se apodere de cada plano, que la luz descomponga las imágenes hasta resignificarlas y que la cámara construya el relato a partir de un potentísimo código no lingüístico.

 
Para mí un merecido 9.

My life as a dog (1985)

-"Podría haber sido peor"- repite Ingemar constantemente, casi como un mantra, cuando los dolorosos recuerdos le impiden avanzar... podría haberse perdido todas esas tardes de confidencias con el afable Gunnar en un improvisado refugio de verano "construido para disfrutar", podría no haber conocido la cálida mirada de la siempre amable Ulla, podría haber tenido un despertar sexual menos generoso si no hubiese sido de la mano de la encantadora Berit e incluso podría haberse perdido ese entrañable primer amor con el que se inicia en la madurez afectiva.

 Podría haber sido peor. Siempre puede ser peor. Menudo consuelo.

Pero también podría haber sido infinitamente mejor si el diagnóstico terminal de su madre no hubiese condicionado su infancia, separándole de su hermano y de Sickan, si no hubiera crecido sabiéndose abandonado por su padre y si la tragedia no le hubiese obligado a empezar de cero cuando apenas estaba descubriendo la vida.

 My life as a dog es un conmovedor relato sobre la búsqueda del equilibrio a través de la más inocente de las miradas, un cuento tristísimo que nos da una lección impagable de inteligencia emocional... pero también una inyección de optimismo y esperanza.

viernes, 3 de enero de 2014

Auf der anderen Seite (Al otro lado) 2007

"Al otro lado" se vuelve cercana a pesar de la distancia formal que desprende la sobriedad de una contundente narración.
El desolador sentimiento de pesimismo que tiñe la historia tiene cientos de matices en forma de escenas emotivas, melancólicas, serenas y esperanzadoras que hablan de dolor, desencanto, soledad, culpa y fatalismo... pero también de amor y perdón como vía de redención.

Ese azar que provoca que los seis protagonistas entrecrucen sus heridas es también el que consigue que esas almas perdidas se reconcilien con la vida.
Así el destino se convierte en eje fundamental sobre el que se apoya un conceptual guión, cargado de simbolismos, que es, sin lugar a dudas, el gran acierto de esta sobresaliente cinta.

Cerezos en flor

Cerezos en Flor parte del profundo sentimiento de dolor y desamparo emocional que el protagonista experimenta ante el inesperado fallecimiento de su abnegada esposa; de la desorientación inicial de un marido absolutamente dependiente y de la terrible soledad de quien no se reconoce en unos vástagos ingratos a los que ya nada parece unirle.

Así pues nace de una traumática fractura para volverse tierna, hermosa, poética y conmovedora en una segunda parte que supone una extraordinaria catarsis del personaje principal, que logra reconciliarse con la muerte, superar la desolación y comprender, gracias a Yu, que “la belleza de los cerezos en flor es cosa de un día, pero el recuerdo de haber amado dura toda la eternidad”.

La Dama de Hierro

Ganas me han dado de exigir la devolución del dinero invertido en la entrada de una película cuyo único aliciente es la presencia de una ultramaquilladísima Meryl Streep, a la que en algún primer plano le costaba mover la boca.

Esta cinta es una camisa de once varas en la que la directora se mete de cabeza intentando abarcar un proyecto demasiado ambicioso tanto en planteamiento como en temática.
El empacho de escenas ridículas, de exageraciones y de burdas manipulaciones del espectador resulta paradójico por lo vacío del resultado final... nos habla de feminismo de manera infantil, abusa del absurdo fantasma cachondo y pretende que empaticemos con la protagonista faltando a la verdad. La narración va a trompicones, atascándose una y otra vez y desbordando al espectador con demasiados flashbacks, alucinaciones, datos con tinte a documental y un guión completamente vacío, perdiendo el norte desde el minuto uno.

Resulta lenta y autocomplaciente, empalagosa a ratos e insultantemente manipuladora.  La fotografía y la edición serían lo peor... pero le han cedido el puesto a la dirección.

El fraude

Excelente thriller construido de manera impecable en su apartado formal, que brilla especialmente tanto con un elegantisimo montaje como con una narración que marca el ritmo y mantiene el suspense muy sutilmente, pero que a pesar de todo, tiene carencias importantes: 
No logra transmitir una imagen/mensaje claro, no alcanza ese tono negro que tanto por género como por estilo le iría tan bien; y no arriesga absolutamente nada a la hora de hacer una critica social que se echa de menos al poner sobre la mesa un tema de tan candente actualidad como la crisis económica mundial , los negocios turbios entre entidades bancarias y la falta de escrúpulos de las clases sociales adineradas... 

En definitiva, le falta personalidad. Mantiene perfectamente, sin embargo, el equilibrio justo entre las dos líneas de guión abiertas, sin permitir que la trama monetaria se coma al tradicional triángulo amoroso planteado, combinando y diferenciando impecablemente los recursos utilizados en ambas. 

Exquisitamente convincente está Gere, con la profundidad justa y un registro que parece hecho a su medida... Tan genial está él, como desaprovechada Susan Sarandon, en el papel de esa gran mujer que se supone acompaña siempre a todo gran hombre. 
La escasez de minutos en pantalla no permite que su personaje tenga demasiado peso en la historia, lo que es una verdadera lastima.

Fruitvale

Ejemplo perfecto de como hacer el ridículo con una muy buena premisa.   

Lo que podía haber sido una durísima crítica a los abusos policiales o al todavía latente racismo en los EEUU, a las dificultades de determinados colectivos para la reinserción, al estado de indefensión con que se encuentra la comunidad afroamericana y a la desigualdad ante la Justicia, se convierte en una absurda exageración del personaje principal, y de sus circunstancias, hasta hacerle del todo inverosímil.   

Fruitvale no es más que una caricatura sin sentido que invierte más de la mitad del metraje total en beatificar al protagonista, jugando con la lágrima fácil, con la demagogia y con el mal gusto.   

No me explico el éxito en Sundance.

Searching for a midnight kiss

Wilson vive atrapado en un sentimiento de desolación y desmotivación. Es un ser desnortado, incapaz de hallar solución a ese inmenso vacío interior que le paraliza y le mantiene en un estado de frustración contínua.

 Vivian es un alma perdida, lleno de inseguridades y contradicciones en constante búsqueda de afecto. Una conmovedora Cenicienta que necesita a un príncipe que la ayude a avanzar.  

Así, la construcción de ambos protagonistas se convierte en la gran baza de una cinta que se apoya también en un guión trascentente, sólido e inteligente.  
Una historia que crece a medida que sus personajes desnudan sus heridas, a través de unos cuidadísimos diálogos y de una hermosísima fotografía, que convierte a la ciudad en testigo metafórico de un encuentro que les inyectará a ambos la esperanza necesaria para empezar de nuevo.  

Una película encantadora, narrada en tono melancólico, que despierta tanta ternura como nostalgia.

À perdre la raison

À perdre la raison parte de un suceso real ocurrido en Bélgica en 2007, para intentar profundizar en los inexplicables motivos que pueden desencadenar una atrocidad tan antinatural.  
En sus dos primeras escenas se nos adelanta el desenlace: una madre que casi implora entre sollozos que sus hijos sean enterrados en Marruecos, para acto seguido comenzar un perturbador relato que revela la desintegración física y emocional de Murielle (espléndida Emile Dequenne)   

El tono luminoso de los primeros planos, retrato de los comienzos de la idílica relación, se vuelve oscuro, trágico y opresivo a medida que ella cae en una profunda depresión, víctima del desgaste de pareja, del inevitable choque cultural y de la dependencia económica que sobre el matrimonio ejerce su "benefactor". Una segunda parte que falla en el ritmo, pero que describe perfectamente la sensación claustrofóbica y angustiosa de quien se sabe impotente.  

Esta traumática evolución tiene su momento álgido en los dos impresionantes planos finales, que son, con diferencia, lo mejor de la película.

Ruby Sparks

"Ahí estas... te estaba buscando", dice Calvin cuando sueña a Ruby.  

Él es un joven escritor, sumido en una crisis de vacío afectivo, creacional y existencial que vive en un estado de frustración constante, al saberse incapaz de encajar en un mundo con el que apenas tiene contacto... y es precisamente esa frustración la que le hace totalmente dependiente del ideal de pareja al que ha conseguido dar vida: una Ruby que encarna todo aquello que la mayoría desearíamos en el otro, y que le devuelve la ilusión, la felicidad y el deseo propios de todo estado de enamoramiento.  

Pero sucede que tras esa euforia inicial, los espejismos desaparecen y la realidad les devuelve a una relación de pareja llena de imperfecciones, que nos sería incluso demasiado familiar si no fuese porque él sí tiene la capacidad de manipular las emociones de Ruby a golpe de teclado.   

El minucioso guión viene a cuestionar la naturaleza egoísta de las relaciones personales y la dependencia insana que nace de las propias inseguridades, construyendo una comedia romántica con notas de tragedia existencial. Geniales los protagonistas, sobresaliendo ella en una escena final francamente brillante.