viernes, 3 de enero de 2014

Auf der anderen Seite (Al otro lado) 2007

"Al otro lado" se vuelve cercana a pesar de la distancia formal que desprende la sobriedad de una contundente narración.
El desolador sentimiento de pesimismo que tiñe la historia tiene cientos de matices en forma de escenas emotivas, melancólicas, serenas y esperanzadoras que hablan de dolor, desencanto, soledad, culpa y fatalismo... pero también de amor y perdón como vía de redención.

Ese azar que provoca que los seis protagonistas entrecrucen sus heridas es también el que consigue que esas almas perdidas se reconcilien con la vida.
Así el destino se convierte en eje fundamental sobre el que se apoya un conceptual guión, cargado de simbolismos, que es, sin lugar a dudas, el gran acierto de esta sobresaliente cinta.

Cerezos en flor

Cerezos en Flor parte del profundo sentimiento de dolor y desamparo emocional que el protagonista experimenta ante el inesperado fallecimiento de su abnegada esposa; de la desorientación inicial de un marido absolutamente dependiente y de la terrible soledad de quien no se reconoce en unos vástagos ingratos a los que ya nada parece unirle.

Así pues nace de una traumática fractura para volverse tierna, hermosa, poética y conmovedora en una segunda parte que supone una extraordinaria catarsis del personaje principal, que logra reconciliarse con la muerte, superar la desolación y comprender, gracias a Yu, que “la belleza de los cerezos en flor es cosa de un día, pero el recuerdo de haber amado dura toda la eternidad”.

La Dama de Hierro

Ganas me han dado de exigir la devolución del dinero invertido en la entrada de una película cuyo único aliciente es la presencia de una ultramaquilladísima Meryl Streep, a la que en algún primer plano le costaba mover la boca.

Esta cinta es una camisa de once varas en la que la directora se mete de cabeza intentando abarcar un proyecto demasiado ambicioso tanto en planteamiento como en temática.
El empacho de escenas ridículas, de exageraciones y de burdas manipulaciones del espectador resulta paradójico por lo vacío del resultado final... nos habla de feminismo de manera infantil, abusa del absurdo fantasma cachondo y pretende que empaticemos con la protagonista faltando a la verdad. La narración va a trompicones, atascándose una y otra vez y desbordando al espectador con demasiados flashbacks, alucinaciones, datos con tinte a documental y un guión completamente vacío, perdiendo el norte desde el minuto uno.

Resulta lenta y autocomplaciente, empalagosa a ratos e insultantemente manipuladora.  La fotografía y la edición serían lo peor... pero le han cedido el puesto a la dirección.

El fraude

Excelente thriller construido de manera impecable en su apartado formal, que brilla especialmente tanto con un elegantisimo montaje como con una narración que marca el ritmo y mantiene el suspense muy sutilmente, pero que a pesar de todo, tiene carencias importantes: 
No logra transmitir una imagen/mensaje claro, no alcanza ese tono negro que tanto por género como por estilo le iría tan bien; y no arriesga absolutamente nada a la hora de hacer una critica social que se echa de menos al poner sobre la mesa un tema de tan candente actualidad como la crisis económica mundial , los negocios turbios entre entidades bancarias y la falta de escrúpulos de las clases sociales adineradas... 

En definitiva, le falta personalidad. Mantiene perfectamente, sin embargo, el equilibrio justo entre las dos líneas de guión abiertas, sin permitir que la trama monetaria se coma al tradicional triángulo amoroso planteado, combinando y diferenciando impecablemente los recursos utilizados en ambas. 

Exquisitamente convincente está Gere, con la profundidad justa y un registro que parece hecho a su medida... Tan genial está él, como desaprovechada Susan Sarandon, en el papel de esa gran mujer que se supone acompaña siempre a todo gran hombre. 
La escasez de minutos en pantalla no permite que su personaje tenga demasiado peso en la historia, lo que es una verdadera lastima.

Fruitvale

Ejemplo perfecto de como hacer el ridículo con una muy buena premisa.   

Lo que podía haber sido una durísima crítica a los abusos policiales o al todavía latente racismo en los EEUU, a las dificultades de determinados colectivos para la reinserción, al estado de indefensión con que se encuentra la comunidad afroamericana y a la desigualdad ante la Justicia, se convierte en una absurda exageración del personaje principal, y de sus circunstancias, hasta hacerle del todo inverosímil.   

Fruitvale no es más que una caricatura sin sentido que invierte más de la mitad del metraje total en beatificar al protagonista, jugando con la lágrima fácil, con la demagogia y con el mal gusto.   

No me explico el éxito en Sundance.

Searching for a midnight kiss

Wilson vive atrapado en un sentimiento de desolación y desmotivación. Es un ser desnortado, incapaz de hallar solución a ese inmenso vacío interior que le paraliza y le mantiene en un estado de frustración contínua.

 Vivian es un alma perdida, lleno de inseguridades y contradicciones en constante búsqueda de afecto. Una conmovedora Cenicienta que necesita a un príncipe que la ayude a avanzar.  

Así, la construcción de ambos protagonistas se convierte en la gran baza de una cinta que se apoya también en un guión trascentente, sólido e inteligente.  
Una historia que crece a medida que sus personajes desnudan sus heridas, a través de unos cuidadísimos diálogos y de una hermosísima fotografía, que convierte a la ciudad en testigo metafórico de un encuentro que les inyectará a ambos la esperanza necesaria para empezar de nuevo.  

Una película encantadora, narrada en tono melancólico, que despierta tanta ternura como nostalgia.

À perdre la raison

À perdre la raison parte de un suceso real ocurrido en Bélgica en 2007, para intentar profundizar en los inexplicables motivos que pueden desencadenar una atrocidad tan antinatural.  
En sus dos primeras escenas se nos adelanta el desenlace: una madre que casi implora entre sollozos que sus hijos sean enterrados en Marruecos, para acto seguido comenzar un perturbador relato que revela la desintegración física y emocional de Murielle (espléndida Emile Dequenne)   

El tono luminoso de los primeros planos, retrato de los comienzos de la idílica relación, se vuelve oscuro, trágico y opresivo a medida que ella cae en una profunda depresión, víctima del desgaste de pareja, del inevitable choque cultural y de la dependencia económica que sobre el matrimonio ejerce su "benefactor". Una segunda parte que falla en el ritmo, pero que describe perfectamente la sensación claustrofóbica y angustiosa de quien se sabe impotente.  

Esta traumática evolución tiene su momento álgido en los dos impresionantes planos finales, que son, con diferencia, lo mejor de la película.

Ruby Sparks

"Ahí estas... te estaba buscando", dice Calvin cuando sueña a Ruby.  

Él es un joven escritor, sumido en una crisis de vacío afectivo, creacional y existencial que vive en un estado de frustración constante, al saberse incapaz de encajar en un mundo con el que apenas tiene contacto... y es precisamente esa frustración la que le hace totalmente dependiente del ideal de pareja al que ha conseguido dar vida: una Ruby que encarna todo aquello que la mayoría desearíamos en el otro, y que le devuelve la ilusión, la felicidad y el deseo propios de todo estado de enamoramiento.  

Pero sucede que tras esa euforia inicial, los espejismos desaparecen y la realidad les devuelve a una relación de pareja llena de imperfecciones, que nos sería incluso demasiado familiar si no fuese porque él sí tiene la capacidad de manipular las emociones de Ruby a golpe de teclado.   

El minucioso guión viene a cuestionar la naturaleza egoísta de las relaciones personales y la dependencia insana que nace de las propias inseguridades, construyendo una comedia romántica con notas de tragedia existencial. Geniales los protagonistas, sobresaliendo ella en una escena final francamente brillante.