miércoles, 25 de junio de 2014

Before the rain (1994)

Dice su director  que el título de  Antes de la lluvia  hace  referencia gráfica a la “sensación de tensa expectativa que se produce cuando el cielo está cargado y el ambiente amenaza tormenta”.
Una tormenta gestada  en los despachos de los dos principales organismos internacionales, siguiendo la infalible estrategia del “divide y vencerás”, desarrollada  en nombre de la responsabilidad  y perpetrada bajo el más falaz de los argumentos: el de las “guerras humanitarias”.



Una cruel maniobra político-económica que pasa por utilizar las diferencias étnicas, los conflictos nacionalistas y los principios religiosos  como motor propulsor de un conflicto bélico que enfrentó a una comunidad con profundas raíces históricas…  ése es el devastador contexto que el autor toma como base para hacer una cruda valoración acerca de  la brutalidad de la guerra, reflexionar sobre  el mal endémico que significa la violencia humana y evidenciar lo injustificado del racismo. Para denunciar, en definitiva, el odio sin sentido.


Dueña de una estructura narrativa muy compleja, a modo de tríptico formado por tres relatos vinculados entre sí (a través de la joven albanesa que suplica protección) y aparentemente desordenados, la composición circular se presenta como expresión simbólica de un ciclo trágico imposible de superar: “la violencia sólo engendra violencia”.  Una concepción  pesimista que , sin embargo, abre una puerta  a la esperanza a través de la figura de Kirkov y de su sacrificio final:



Alexander, fotógrafo reconocido, regresa a su Macedonia natal movido por un sentimiento de culpabilidad que le lleva a tomar partido y a buscar  una regeneración vital posicionándose del lado de los suyos. A su llegada su mirada, acostumbrada a ofrecer testimonio de injusticias,  se encuentra  con la desolación, con la intolerancia, con la discriminación, con la muerte… y también con la lluvia. Una lluvia que  cae liberadora, redentora y purificadora sobre el cuerpo del protagonista, que se lleva el olor a sangre y que simboliza el perdón que éste buscaba con esa fatídica vuelta a sus orígenes.