Wilson vive atrapado en un sentimiento de desolación y desmotivación. Es un ser desnortado, incapaz de hallar solución a ese inmenso vacío interior que le paraliza y le mantiene en un estado de frustración contínua.
Vivian es un alma perdida, lleno de inseguridades y contradicciones en constante búsqueda de afecto. Una conmovedora Cenicienta que necesita a un príncipe que la ayude a avanzar.
Así, la construcción de ambos protagonistas se convierte en la gran baza de una cinta que se apoya también en un guión trascentente, sólido e inteligente.
Una historia que crece a medida que sus personajes desnudan sus heridas, a través de unos cuidadísimos diálogos y de una hermosísima fotografía, que convierte a la ciudad en testigo metafórico de un encuentro que les inyectará a ambos la esperanza necesaria para empezar de nuevo.
Una película encantadora, narrada en tono melancólico, que despierta tanta ternura como nostalgia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario