sábado, 29 de diciembre de 2012

Viaje a Darjeeling (2007)


El punto de partida de la cinta es un viaje a la India, objeto de reunión espiritual y personal de tres hermanos que han decidido recuperar una relación fraternal rota hace años, y que acaba sacando a la luz los fantasmas de cada uno. Así, de la mano de uno de los directores más innovadores y particulares del panorama cinematográfico conocemos a tres personajes tan extravangantes como magnéticos, que rozan lo irritante pero que nos cautivan con su inocencia.

Como la mayoría de las películas del director, Viaje a Darjeeling tarda demasiado en arrancar, sus primeros compases son lentos y tiene un ritmo muy irregular (sufre un importante bajón más o menos a la mitad), pero todo se levanta gracias al genio de Wes Anderson, que tiene el don de saber llegar al corazón del espectador por el camino más complicado: convirtiendo lo excéntrico en verosímil, lo absurdo en delicioso y lo friki en fascinante. No deja indiferente a nadie: o le odias o le amas.

Sin llegar a ser la maravilla que fueron Life Aquatic y The Tenembaums, consigue ser una obra controvertida, una oda al sinsentido, al humor más sutil... todo ello empapado de un pintoresco exotismo en la fotografía, rodeado de una aureola de posmodernidad y aderezado con una banda sonora genial que tiene su mejor momento al final de la obra.

Geniales las complejísimas interpretaciones de unos personajes que podrían rozar el ridículo y que sin embargo resultan extremadamente naturales. Y mención especial para un prólogo impresionante: 13 minutos del mejor cine que yo haya visto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario